sábado, 21 de diciembre de 2013

derecho a la vida o derecho a elegir?

Complejo es el debate a favor o en contra del aborto. Si bien, ofrezco mi humilde opinión sin pretender la ofensa de nadie.

Toda la historia la mujer ha estado supeditada al hombre, ha sido vista como un ser destinado a la perpetuación de la especie, llegando incluso, a menospreciarla si no era fértil. Nos ha relegado a ser un medio para generar nuevos seres sin tener en cuenta nuestras necesidades.
No se trata de abrir la puerta al aborto en masa, si no de educar para que sea la última opción, meditada y sopesando sus pros y contras.
Dar a luz es mucho más que traer un ser humano al mundo, es ofrecerle calidad de vida, una seguridad y oportunidad para que crezca como miembro de la sociedad pero si una mujer no está preparada para dárselo en un determinado momento, está obligada a seguir. La obligación no genera amor, genera rechazo.
Oír aborto es pensar en relaciones sexuales sin protección, adolescentes embarazadas, riesgos para la salud... sin tener en cuenta, que primero, hay que educar para que esas jóvenes tomen medidas (y puedan acceder fácilmente a ellas), concienciar sobre que prevenir es mucho mejor que curar y que antes de tomar una decisión así, hay que tener toda la información. Aún así, pese a poner todos los medios, surge un embarazo no deseado, la persona no está preparada o no tiene los medios para hacer frente a una nueva vida o ese feto viene con malformación; la ley obliga a no poder poner remedio.
Demasiados padres abandonan a las madres cuando se quedan embarazadas, muchos divorcios se producen cuando un hijo padece una discapacidad o exceso de casos sobre abandono de menores llegan cada año a los servicios sociales (desbordados y sin ayudas)... ¿es mejor esto a que se interrumpa?.

Gracias "queridos" gobernantes por no dejarnos elegir y gracias "querida sociedad" por juzgar a las mujeres que queremos no sólo decidir sobre nuestro cuerpo si no garantizar una buena nueva vida...

El valor de las pequeñas cosas

Disfrutaría de nuevo del olor a césped en primavera, cuando "fumarse" las clases de la uni se volvía una rutina necesaria para afrontar las horas de estudio posteriores.
Disfrutaría de volver a recibir mensajes de texto que simplemente mandaban besos o pedían que tras abrir la puerta, encontaría una sorpresa.
Disfrutaría de una película con pésimas críticas si el sofá es cómodo y la compañía se encarga de explicarme el argumento sin sentido y de darme calor en las frías tardes de invierno.
Disfrutaría de largas sobremesas jugando a eternas partidas de cartas, tomando licores y recordando hazañas.
Disfrutaría planeando una escapada sabiendo que en el destino me esperan unos brazos abiertos y la mayor sonrisa.
Disfrutaría de un regalo cuyo único material fuese un folio y varios lápices de colores que escribiesen palabras no pagadas con dinero.
Disfrutaría de las amistades que anteponen defenderme ante todo a decirme"te quiero" o creería en el amor que cambia un "para siempre" por un "eres lo que amo hoy".
Disfrutaría de un paseo por un paisaje de montaña o caminaría sin rumbo por cualquier playa desierta en cualquier época del año.
En definitiva.. si el desempleo, las responsabilidades y la negatividad me permitiesen disfrutar del presente, las pequeñas cosas serían las que me llenarían.

La felicidad no es un estado, son momentos.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Carta a mi madre

En ese momento en que entré a aquella sala de hospital y te vi dormida en esa cama, llena de cables y pálida; todos los recuerdos se amontonaron en mi cabeza y un escalofrío de terror me sacudió.
Meses antes tuve que escuchar de tu propia voz esa palabra que aún siendo dura, cuando llega, lo es aún más: "eso que tengo no es bueno". Creo que jamás, por cien años que dure, podré olvidar ese instante y aquella frase. De ahí, comenzó un camino que se antojó eterno, lleno de hospitales, pruebas, lágrimas, dudas y miedos.
La vida es demasiado corta mamá, y tu lucha y valentía, aceptando lo bueno como lo malo ha sido la enseñanza más importante que nos has dado y la mejor herencia que nos dejas.
Bien cierto es que uno no sabe lo que tiene hasta que casi cree perderlo...
Eres mi fuerza, mi apoyo y mi ejemplo: Te quiero mamá.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

suena a despedida.

Recuerdo la temperatura de aquella tarde de verano de hace más de una década, el olor a sequedad en los campos tan característico de las calles del pueblo, tu sonrisa de niño, los juegos y risas pícaras que cesaron de repente. Imágenes que han permanecido dormidas en mí durante tantos y tantos años y que volvían a mi memoria pronunciando tu nombre aún cuando creía que en otros brazos tenía la felicidad plena.
Tal vez fue el desengaño el que hizo que creyese en el destino y lo confundiese con la casualidad el día que volviste a cruzarte en mi camino.
De nuevo fue el estío el que te acercó a mí y cambiamos el olor a heno por tu perfume grabado en mi piel, las calles del pueblo por el asfalto de la ciudad y las bicicletas por los coches pero seguíamos manteniendo la misma mirada que antaño.
Bebimos de la misma copa, reímos de las mismas bromas y por momentos nos convertimos en una misma persona. 
Me hiciste recordar para olvidar; recordar todos los años que pasé pensando en ti y me hiciste olvidar toda la mala época que pasé hasta llegar de nuevo a tu lado.
Ha sido demasiado bonito para ser verdad, la vida es demasiado dura para dejármelo fácil y no podía ponerte de nuevo frente a mi para que tú quisieras quedarte.
Sigue tu camino que yo, por ahora, seguiré pensando en ti.