jueves, 10 de julio de 2014

hasta siempre felices 20

La veintena se me escapa de las manos y mirando atrás dejo una década llena de cambios en los que muchas veces, las cosas malas empañan a todas esas buenas que sin duda, son muchisimas. Sin duda, me he formado como persona siendo veinteañera.
Dejo el saco lleno de recuerdos, de gente que se ha cruzado por mi camino y que tanto me ha aportado. Sólo espero que parte de mí quede en su memoria.
Son tantos los sitios por los que he estado, gran cantidad de lugares a los que he viajado y un número importante de personas a las que he conocido durante estos años.
La universidad marcó mi vida, sus gentes a las que sigo teniendo presentes pese a la distancia y a los años… aún sabría decir cúal era mi sitio favorito en las aulas de Trabajo Social o cómo disfrutaba de esas horas libres de Sociología en la cafetería hablando de todo y de nada… A mis compañeros/as de estudios y de profesión e inclusive a cada docente sin olvidar mi vuelta al instituto y a la locura en la clase de auxiliar de enfermería.
Mis primeros trabajos serios se han forjado aquí. Por “Cinco y Más” me inicié en el mundo del ocio y tiempo libre, por “Consulfor” pude ejercer como docente y tener mi primer contrato relacionado con mi formación, a “Decathlon” le agradezco el buen ambiente de trabajo y ese grupito de vendedoras deportivas que aún sigue a mi lado, a “Aspace” le debo nuevos valores de calidad humana y miles de momentos llenos de risas al lado de esa tropa de personas excelentes y  con “Dinamika” llegó un sueño de moverme en mi mundo, el que realmente me llena: el ocio y la formación siempre dentro de mis añorados servicios sociales.
Mi familia creció hasta límites insospechados dejándome cinco pequeños seres a los que adoro y eventos emotivos como comunión y boda. Aunque también pasamos por el miedo de perder a uno de nuestros dos pilares, gozamos con la alegría de que su lucha mereció la pena y seguimos disfrutando de su presencia.
La veintena ha estado marcada por dos grandes amores, uno más oficial pero no más importante que el otro que llevaba presente desde prácticamente la adolescencia. Dos hombres que han marcado estos años, a los que he querido con locura pero de los que marcamos caminos separados. Me quedo con los buenos momentos y la madurez que ambas rupturas me aportaron y dejo un pequeño rinconcito en mi corazón para ellos y para esos amores fugaces a los que quise por momentos, pocos, pero intensos pues recordad que sólo soy una chica de 30 años que se creyó eternamente enamorada con 17.
He estrenado mi primer coche y recorrido multitud de kilómetros con él, abierto mi pequeño negocio que no me hará rica pero me llena de satisfacción ver cómo la gente lleva mis creaciones y di el paso firme y sin marcha atrás de independizarme, abriéndose ante mí un mundo desconocido de responsabilidad e independencia que tanto me gusta a la vez que asusta.
Las mejores amistades también se han dado en este periodo y han eliminado aquellas decepciones. Esa panda llamada “El Capote”, con sus actuales chicas o las que se mueven por otros sitios ya, me han dado la vitalidad y fuerza que en momentos de soledad tanto necesitaba pues formar parte de un grupo tan diverso es hermoso. Así como amigas desde la infancia o el instituto que, pese al tiempo, siempre han estado ahí o a las que llegaron por casualidad desde trabajos y se han convertido en compañeras de running, de viajes, de confidencias y de compartir experiencias maravillosas.
Me siento afortunada por cada andadura, por la lucha y los logros pero también por cada derrota.


Queridos treinta, os espero con miedo e inquietud  pero también con la esperanza de que todo lo bueno de los veinte se convierta en lo malo de lo que está por venir, porque espero que sea la etapa de seguir cumpliendo sueños, de abrir por fin la puerta de mi propia casa, de ilusionarme de nuevo y de vivir la experiencia más hermosa de una mujer…